Sin instructivo
Ser papá o mamá, en las condiciones que toque, a la edad que sea, y acompañadas o no
por las familias en el proceso, es un reto que verdaderamente debería tener valor curricular.
Las que ya tenemos la fortuna de serlo, qué opinan del día que sale uno del hospital
cargando al retoño? Jajajaja no se morían de miedo? Yo sí!!! La veía y no sabía qué moverle.
¿Dónde se prende? ¿Dónde se apaga? Fueron las primeras preguntas que me hice. Y aunque suene absurdo, ya que por sentido común sabemos cómo funciona, el miedo paraliza.
¿Qué tal el primer llanto por cólico de un recién nacido? ¿Cómo te fue?
Ni todo el control de esfínteres, inteligencia emocional, clases, consejos, meditación, encomendandote a la Santísima Trinidad funciona para que te de un colapso nervioso de no saber qué hacer.
Yo tuve la fortuna de tener ese día a mi madre a lado y fue lo mejor que me pudo pasar, porque realmente no hubiera sabido qué hacer.
Los padres pasamos por un montón de procesos a la llegada de un bebé. Y aunque tomemos cursos y talleres, la realidad es otra, y muchas veces quisieramos desaparecer, se puede, es natural y está bien sentirlo, (Cabe recalcar que no lo puedes hacer, aunque sea natural, ¡no es legal!), o debería generarnos culpa algo que todos sentimos, y que gracias al amor tan grande que les tenemos, podemos resolver cualquier cosa para conservar su bienestar.
Y hay que tener presente que nunca de los nuncas, debes sentirte culpable por una decisión que tomes y tenga consecuencias no tan afortunadas para tu hijo, ya que no lo hiciste con el objetivo de hacerle mal o lastimarlo. (¡Espero! Porque en la viña del señor hay tantas cosas o personas extrañas… que no me dejan de sorprender) Las demás, estamos salvadas.
C. Martell*
@ChispaBlog
por las familias en el proceso, es un reto que verdaderamente debería tener valor curricular.
Las que ya tenemos la fortuna de serlo, qué opinan del día que sale uno del hospital
cargando al retoño? Jajajaja no se morían de miedo? Yo sí!!! La veía y no sabía qué moverle.
¿Dónde se prende? ¿Dónde se apaga? Fueron las primeras preguntas que me hice. Y aunque suene absurdo, ya que por sentido común sabemos cómo funciona, el miedo paraliza.
¿Qué tal el primer llanto por cólico de un recién nacido? ¿Cómo te fue?
Ni todo el control de esfínteres, inteligencia emocional, clases, consejos, meditación, encomendandote a la Santísima Trinidad funciona para que te de un colapso nervioso de no saber qué hacer.
Yo tuve la fortuna de tener ese día a mi madre a lado y fue lo mejor que me pudo pasar, porque realmente no hubiera sabido qué hacer.
Los padres pasamos por un montón de procesos a la llegada de un bebé. Y aunque tomemos cursos y talleres, la realidad es otra, y muchas veces quisieramos desaparecer, se puede, es natural y está bien sentirlo, (Cabe recalcar que no lo puedes hacer, aunque sea natural, ¡no es legal!), o debería generarnos culpa algo que todos sentimos, y que gracias al amor tan grande que les tenemos, podemos resolver cualquier cosa para conservar su bienestar.
Y hay que tener presente que nunca de los nuncas, debes sentirte culpable por una decisión que tomes y tenga consecuencias no tan afortunadas para tu hijo, ya que no lo hiciste con el objetivo de hacerle mal o lastimarlo. (¡Espero! Porque en la viña del señor hay tantas cosas o personas extrañas… que no me dejan de sorprender) Las demás, estamos salvadas.
C. Martell*
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